¿ En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?

Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.

En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto.

otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.

Poema al vino, de Borges

MUSAS

Según la mitología, las Musas son ninfas ( divinidades femeninas ) relacionadas con ríos y fuentes. Engendradas durante nueve noches de amor entre Zeus y Mnemósine, son capaces de inspirar toda clase de poesía, así como de narrar a un tiempo el presente, el pasado e incluso el futuro, dadas sus virtudes proféticas.
Fue Hesíodo el primer poeta que citó un total de nueve, dándoles además estos nombres que, en griego, tienen un significado concreto:

Calíope: Es la mayor y la más de las musas, la que ocupa un lugar de honor en el cortejo. Según Hesíodo, es la que asiste a los venerables reyes. Enseño el canto a Aquiles, el famoso héroe griego de la guerra de Troya, y es la protectora de la poesía épica.

Clío: Se le atribuye la Historia, de hecho, en las representaciones clásicas suele aparecer con un rollo de escritura en las manos.

Érato: Es la musa de la lírica coral, especialmente de la poesía amorosa, y por ello su principal atributo es una lira, aunque en ocasiones aparece con el dios Amor a sus pies.

Euterpe: Relacionada con el arte de tocar la flauta.

Melpómene: Como musa de la tragedia aparece representada con la máscara trágica y la maza.

Polomnia: Se le atribuye el arte de la pantomima, esto es, la mímica. En las representaciones era frecuente verla en actitud de meditación, apoyando los codos en un pedestal o roca y con un dedo sobre la boca.

Talía: Protectora de la comedia. Se la representa como una joven risueña coronada de hiedra, con la máscara cómica y un cayado de pastor como atributos.

Terpsícore: A esta musa se le asignaban la poesía ligera y, principalmente, la danza, así que era representada con una lira en situación de acompañar con su música a los coros de danzantes.

Urania: Musa de la astronomía.

A un amigo, proponiéndole la reconciliación

Como sé que te gusta almorzar fuerte
y un almuerzo español es bien forzudo,
vengo ( con un soneto por escudo)
a dar fin almorzando a un duelo a muerte.

¿El tocino te encanta o te divierte?
¿Prefieres el jamón servido crudo?
Platos hay que farán hablar a un mundo.
Frente a ellos, por Dios, quisiera verte.

Pelillos a la mar y sin tardanza
corramos presto a la sagrada fonda
donde hierve el puchero y se agarbanza:

La cazuela esta allí, ventruda y honda.....
Cante otra vez sus himnos la esperanza
y a la amistad el corazón responda.

Nicolás Guillén

Y una luna en Funes...

Ya nadie recuerda a Frederic Chopin de Roberto Cossa

Frank -- Me cago en el tren........! ¡ Y me cago en todos los trenes que tomé en mi vida y siempre pararon! ; Y porque pararon me tuve que bajar. ¿ Por qué carajo paran los trenes? Perdón señora..... ¿ Me puede decir que lugar es éste? Me parece que estuve aquí una vez ¿ Por qué carajo se paró el tren aquí? Si el tren se para, me tengo que bajar. ¿ Viajó usted alguna vez en el Transiberiano? ¡ Doce días sin parar! ¡ Eso es un tren! Arriba del tren uno ve nieve....... trigales...... montañas........ cielo....... Cuando el tren se para, todo es una mierda. ¡Una mierda!

CRONICA DE LA CIUDAD DE LA HABANA

Los padres habían huido al norte. En aquel tiempo, la revolución y el estaban recién nacidos. Un cuarto de siglo después, Nelson Valdés viajo de Los Angeles a La Habana, para conocer su país.
Cada mediodía, Nelson tomaba el ómnibus, la guagua 68, en la puerta del hotel, y se iba a leer libros sobre Cuba. Leyendo pasaba las tardes en la biblioteca José Martí, hasta que caía la noche.
Aquel mediodía, la guagua 68 pegó un frenazo en una bocacalle. Hubo gritos de protesta, por el tremendo sacudón, hasta que los pasajeros vieron el motivo del frenazo: una mujer muy rumbosa, que había cruzado la calle...... Me disculpan, caballeros dijo el conductor de la guagua 68, y se bajó. Entonces todos los pasajeros aplaudieron y le desearon buena suerte.
El conductor caminó balanceándose, sin apuro, y los pasajeros lo vieron acercarse a la muy salsosa, que estaba en la esquina, recostada a la pared, lamiendo un helado. Desde la guagua 68, los pasajeros seguían el ir y venir de aquella lengüita que besaba el helado mientras el conductor hablaba y hablaba sin respuesta, hasta que de pronto ella se rió, y le regaló una mirada. El conductor alzó el pulgar y todos los pasajeros le dedicaron una cerrada ovación.
Pero cuando el conductor entró en la heladería, produjo cierta inquietud general. Y cuando al rato salió con un helado en cada mano, cundió el pánico en las masas.
Le tocaron la bocina. Alguien se afirmó en la bocina con alma y vida, y sonó la bocina como alarma de robos o sirena de incendios; pero el conductor, sordo, como si nada, seguía pegado a la muy sabrosa.
Entonces avanzó, desde los asientos de atrás de la guagua 68, una mujer que parecía una gran bala de cañón y tenía cara de mandar. Sin decir palabra, se sentó en el asiento del conductor y puso el motor en marcha.
La guagua 68 continuó su recorrido, parando en sus paradas habituales, hasta que la mujer llegó a su propia parada y se bajó. Otro pasajero ocupó su lugar, durante un buen tramo, de parada en parada, y después otro, y otro, y así siguió la guagua 68 hasta el final.
Nelson Valdés fue el último en bajar. Se había olvidado de la biblioteca.

" LIBRO DE LOS ABRAZOS" de Eduardo Galeano

VIAJES

En diciembre de 1978 me subí a un tren, en Rosario Norte, que me llevaría a vivir a Buenos Aires. Mejor dicho, que me llevaría a encontrarme con mi destino. Mi oficio, que es un viaje en sí mismo, y que a su vez me regaló otros viajes.
Viajar trabajando, dicen, es la mejor manera de conocer. Uno vive la ciudad o el pueblo, o lo que sea, de una forma más intensa que un turista común. Yo tuve esa suerte muchas veces. Entonces conocí lugares a los que nunca hubiera ido de vacaciones. Cuando se viaja por placer el ánimo es distinto, todo parece mejor de lo que es.
Si vuelvo a una ciudad donde ya estuve, es inevitable para mi, buscar esos bares o plazas que conozco, y sentirme entonces un ciudadano turinés o madrileño. El olor del aeropuerto de Barcelona, me persiguió durante mucho tiempo. La ola de fuego que me atravesó la primera vez que bajé del avión en Cartagena de Indias, la busqué de nuevo cada vez que volví. La enorme silueta del hotel Nacional de la Habana la llevo grabada desde 1984: mi primera vez en la isla. El sonido del agua corriendo por La Alhambra, puedo oírlo cuando quiero.
Pero en los últimos años, cada vez que estoy entrando a Rosario, me ocurre algo nuevo. Que me cuesta explicar. Es físico, mas que sensorial. Quizás porque más que viajes son pequeñas vueltas a casa. No sé..... Le voy a robar a Borges: me duele una ciudad en todo el cuerpo.
Cyrano de Bergerac de Edmund Rostand


Escena v del 1º acto


Cyrano: - ¿A quién amo? Vamos, reflexiona. Esta nariz, que llega un cuarto de hora antes que yo a todas partes, me impide tener la ilusión de ser amado, ni siquiera por una fea. Entonces, ¿a quién amo yo? Pues, se deduce, amo a la mujer más bella que existe. -
NADA

El tiempo pasa silencioso
con un pasar de agua nocturna,
y ve mi frente taciturna
y ve mi pecho sin reposo.

En ese tiempo silencioso
hundo mi voz de agua nocturna:
pongo la frente taciturna,
reposo el pecho sin reposo.

Guardo mi pena en el penario.
Guardo mi alma en el almario.
Guardo mi voz como una espada.
Ya nada tengo, nada quiero.
Ya nada busco, nada espero.
Nada.

Y yo era rico. Yo tenía
una guitarra de agua pura,
un ruiseñor en la espesura
y el gran fulgor del mediodía.

Pero perdí lo que tenía;
el ruiseñor y el agua pura
y la guitarra y la espesura.
Se me hizo noche el mediodía.

Pido limosna. Pero en vano
tiendo la voz, abro la mano.
¿Comprende usted desmemoriada?

Ya nada tengo, nada espero.
Ya nada busco, nada quiero.
Nada.


Nicolás Guillén
RECETA PARA UN FILTRO DE AMOR INFALIBLE
Joan Manuel Serrat


Todo el secreto de un infalible filtro de amor
se esconde en una íntima prenda recién usada.
Consiga una de la persona seleccionada.
Si puede hacerlo personalmente, mucho mejor.

Córtela a tiras para que vaya soltando el jugo,
y en lugar seco, lejos del gato, sin darle el sol,
déjela un mes macerándose con menta y alcohol
y olvídese de las rogativas y los conjuros.

Y en tanto pasan los días, interminables,
acósela con su proverbial galantería.
Mándele flores varias veces al día
y propóngale que le presente a sus padres.

Y si aun así persiste en su negativa actitud
sazone el íntimo elixir con borra del ombligo
y a fuego lento, con leña de flechas de Cupido
póngalo a hervir y deje que vaya haciendo chup-chup.

Antes, aparte, se ha preparado una picada
con las más bellas frases de amor escritas jamás,
una pizca del polvo de una estrella fugaz
y el pétalo de una rosa recién decapitada.

Añádala con los primeros hervores
previamente disuelta en agua de nieve.
Remueva el fondo para que no se pegue
y se derritan las dudas y los temores.

Y cuando vea que el jugo se torna del color
de aquellos ojos que le deslumbran cuando sonríen,
retírelo de la lumbre y déjelo que se enfríe
un par de horas y páselo por el colador.

Mezcle un cuartillo del néctar en un litro de absenta
y en una copa transparente de cristal,
solo o con hielo, según el gusto de cada cual,
sírvase a una persona cándida y predispuesta.

Y si acaso le fallara este bebedizo,
haga la prueba con materias tangibles.
Cubrirla de brillantes o montarle un piso
son buenos ingredientes para infalibles
filtros de amor.

Tres por el Paraná
Los ríos

He aquí la jaula de las culebras.
Enroscados en sí mismos,
duermen los ríos, los sagrados ríos.
El Mississipi con sus negros,
el Amazonas con sus indios.
Son como los zunchos poderosos
de unos camiones gigantescos.

Riendo, los niños les arrojan
verdes islotes vivos,
selvas pintadas de papagayos,
canoas tripuladas
y otros ríos.

Los grandes ríos despiertan,
se desenroscan lentamente,
engullen todo, se hinchan, a poco más revientan,
y vuelven a quedar dormidos.

Nicolás Guillén

Rafael Alberti

Perdido está el andaluz
del otro lado del río.
-Río, tú que lo conoces:
¿quién es y por qué se vino?

Vería los olivares
cerca tal vez de otro río.

-Río, tú que lo conoces:
¿qué hace siempre junto al río?

Vería el odio, la guerra,
cerca tal vez de otro río.

-Río, tú que lo conoces:
¿qué hace solo junto al río?

Veo su rancho de adobe
del otro lado del río.

No veo los olivares
del otro lado del río.

Sólo caballos, caballos,
caballos solos, perdidos.

¡Soledad de un andaluz
del otro lado del río!

¿Qué hará solo ese andaluz
del otro lado del río


En verano me sentaba a esperarla en la vereda. Ya a la tardecita las ranas empezaban a bienvenirla a coro, y los bichitos de luz primero la guiaban, después le salpicaban la negrura. Entonces ella doblaba la esquina flotando en aromas y lo envolvía todo de a poquito, pidiendo permiso.
Pero en invierno llegaba sin avisar. Yo miraba a través de la ventana y ya estaba allí. Sola. Enorme y pesada. Silenciosa y ajena.
Con el tiempo nos hicimos compinches y ella se dejaba recorrer. Descubrirle los rincones y habitarla con amigos, amores, sueños y esperanzas se hizo rutina, casi.
Ahora ella se ocupa de mí: me lleva al teatro; cuando salgo y vuelvo a casa, o voy a cenar por ahí, se encarga de mis soledades y mis miedos y se los lleva un rato.
Me ayuda ella, la noche. O me vigila, no sé. Ahora mientras la nombro, ella está ahí.

Afuera.
Otros ojos.......Rodolfo Perassi





El artista plástico Rodolfo Perassi by EPU



Ognuno sta solo sul cuor della terra
trafitto da un raggio di sole:
ed è subito sera.

Salvatore Quasimodo (1901-1968)




Confidencia prosaica

Yo también…
¡Sí! Yo tengo
-¿por qué no confesarlo?-
Un pequeño fantasma, un duende de familia.

No vaya a suponerse que mi pequeño duende sea un fantasma hierático,
espectral, de castillo;
uno de esos fantasmas que arrastran el espanto entre viejas panoplias y gritos coagulados,
o delatan incestos dentro de una armadura,
cuando el silencio calza las funerarias mallas
con que a Hamlet le place pasearse entre las tumbas.

Mi fantasma es doméstico,
recatado, apacible.
Jamás le he sorprendido actitudes de almena,
ni lo he visto hospedarse en la caja de un péndulo,
para que sus entrañas se pueblen de latidos.

Cotidiano, tranquilo, modesto, de bolsillo,
mi pequeño fantasma no ahuyenta los retratos,
ni adopta almas de piedra o heráldicas posturas.

Tal cual es,
sin embargo,
engalana mis noches
y es el único lujo de mis horas vacías.

Ya sé que con frecuencia revuelve mis papeles, esconde alguna carta, empaña mis anteojos, me humilla al obligarme a buscar los gemelos debajo de la cómoda, me esconde la boquilla;
pero es él quien mitiga la fiebre del insomnio,
quien impide que pierdan el compás las canillas,
quien oprime las llagas de las puertas pintadas y conforta el silencio, la soledad, el frío,
al pasear por los cuartos su incorpórea presencia de fantasma benigno,
de duende que vigila las sombras y los ruidos.

Oliverio Girondo
Fraga y Córdoba.


Fraga 550.La numeración cambió. Ahora es al 400.
La casa ya no está. Es la única en la cuadra que ya no está. En realidad era la casa de mis abuelos. De mi mamá. Pero yo soy de esa casa. Viví en ella y me fui de ella varias veces. Tal vez ahí nació esta costumbre mía de irme siempre, que me acompaña todavía. Pero volvía, también siempre. Como de a poco empecé a volver ahora. Buscándome. Casi hurgueteándome.
Tampoco está en la vereda el paraíso sombrilla que plantó mi abuelo José que desparramaba una sombra inigualable y unas ramas matamosquitos infalibles.
A media cuadra estaba el límite de asfalto: calle Córdoba. Nosotros, Fraga y yo, éramos de tierra. La otra frontera la marcaba la canchita de los gringos, contra la vía y la fábrica de vidrios. Un mundo de 400 metros de largo lleno de libertad y de juegos: la pelota, el metegol, los chorichafle, las figuritas; las revistas que traía Don Carlos Daverio con su sonrisa gardeliana; la leche y el pan con manteca de Doña Arminda con Rubén y Luisito. El clú “La primavera”: bufé y cancha de bochas para que jueguen mi abuelo y mis tíos y los atorrantes de sus amigos: Rififí, Gonzalito y el Francés que me enseñaban a piropear a “La Pochola” cuando apenas tenía 2 años. Y mi abuela Rosa – Darío, andá a lo de Pedro Pedro y traé medio kilo de papas! – Ufa, ché!! - Qué ufa ché! qué ufa ché…y pasá por lo de Don Samuel y pedíle un paquete de arroz así mañana te hago niños envueltos – bueeeno, ya voooy – Los Cíntora, Don Emilio, el Pocho Adorni, los Drí, el Enguelito….y yo. Yo estoy ahí. Ya sé que no, pero yo sigo ahí.


RECORDAR:
Del latín re-cordis,
volver a pasar por el corazón.
"A orillas de otro mar, otro alfarero se retira en sus años tardíos.Se le nublan los ojos, las manos le tiemblan, ha llegado la hora del adiós. Entonces ocurre la ceremonia de la iniciación: el alfarero viejo ofrece al alfarero joven su pieza mejor. Así manda la tradición, entre los indios del noroeste de América: el artista que se va entrega su obra maestra al artista que se inicia.Y el alfarero joven no guarda esa vasija perfecta para contemplarla y admirarla, sino que la estrella contra el suelo, la rompe en mil pedacitos, recoge los pedacitos y los incorpora a su arcilla”
Eduardo Galeano (Las palabras andantes)





Mamá y la memoria.


Mamá nos llevaba a meter el dedito. Éste, el índice. Este mismo. Arriba, a la entrada del edificio de oficinas, en el dintel de la puerta. Era la galería Melipal.
Era un agujero redondito, escondido. Secreto.
Era el agujerito de una bala. La que pasó cerca de un muchacho en el Rosariazo, la que no lo mató, pero acompañó a las otras que sí.
Mamá educaba usando los sentidos, metiendo los deditos, haciéndote sentir.
A veces, ahora que tengo la edad que tenía ella cuando nos llevaba, meto los dedos en ese agujero de nuestra bala, que sigue allí, que no taparon, como no se puede tapar ni la memoria, ni la historia, todas las cosas que Delita nos enseñaba.

Mariana Caballero







El arte de ser ciudad

Pablo Picasso es de Málaga. Pero Guernica es de Picasso. Fellini se adueñó de Roma con “La dolce vita”. Edith Piaf es París, tanto como el Sena o la torre Eiffel. Qué decir de Manhattan y Woody Allen? De Bahía y Jorge Amado, o Caetano? De Santiago del Estero y la chacarera. Si no vas al Museo del Prado ¿ podés decir que estuviste en Madrid? Sí, pero no del todo. Uno camina por Bruselas y la ve toda pintada de historietas en sus medianeras. Es la capital mundial del cómic. Montreaux es una pequeña ciudad de Suiza, mundialmente conocida por su festival de jazz. Lo mismo que Locarno, que durante la semana que dura su muestra de cine, se llena de turistas de toda Europa. El carnaval de Venecia seguirá existiendo, aunque Venecia deje de ser ciudad debido al éxodo de sus habitantes. Federico García Lorca recorre Granada acompañando a todos los que la visitan y la revisitan. Y así podríamos seguir incansablemente. La asociación que uno hace inmediatamente entre algunas ciudades, países o regiones simplemente, y su arte y/o sus artistas, es una manera inmejorable de hacernos saber quiénes somos, de dónde venimos y de qué somos capaces.
Sí ya sé….de Rosario no dije nada. Es que las últimas noticias son que: se estaría fabricando un dulce con una gran mezcla de artistas rosarinos para todos los gustos. Con garantía de exportación, obvio.

Ciudad de Rosario - Argentina.


ANAGRAMA
La radio siempre estuvo en mí, esperándome. Yo veía las canchas llenas de fútbol, sentado al lado de la radio. Más tarde entró la música, las palabras bellas, a veces incomprensibles, la opinión de alguien que merecía ser oído, la de otros que no tanto. Siempre la radio, ayudándome a mirar imaginando, que es la mejor forma de jugar a la realidad…
Y por jugar, empecé a ganarme la vida jugando a que soy otros. Más buenos, más románticos, más sensibles, algún que otro impresentable, algún que otro psicópata. Y leí más, y escuche más música, y ví más cine, algunas pinturas. Y entonces aprendí a mirar la vida desde el deseo de que fuera un poco más parecida a como me la muestran los artistas a través de sus obras; así se me hace más real.
Por eso voy a hacer radio: para intentar ayudarnos a mirar mejor la vida. Y porque quiero seguir jugando, porque quiero estar más tiempo aquí.
Y porque lo mismo que el río, la radio está en mi nombre….